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Cuba

Una aventura de 14 horas en camión

por Tati Sidlik mayo 28, 2013
Escrito por Tati Sidlik mayo 28, 2013
Una aventura de 14 horas en camión

Como ya les contamos en otras entradas, viajar por Cuba «baratamente» no es tan simple. Aquí les contaremos nuestro primer viaje de 14 horas desde La Habana hasta Bayamo.

El hijo de la señora de la casa en la que nos hospedamos, cuando ya estábamos rendidos y a punto de pagar 56 dolares para viajar en los buses turísticos, nos dijo: «están locos, vengan conmigo que los monto en un camión y van a pagar menos de la mitad».
Entonces perdido por perdido decidimos intentarlo. Para todo esto, ya eran las 2 p.m. y por lo general los camiones salen temprano, y más si son tramos largos. Bueno nos fuimos con este chico hasta La Coubre que es el lugar de donde salen los camiones. Queda atrás de la terminal de ferrocarril. Allí apareció un camión que no iba exactamente a donde nosotros queríamos ir, pero no nos complicaba cambiar un poco el orden de los lugares, de hecho fue mejor. Entonces nos dijo que nos costaba 20 dolares, menos de la mitad y agarramos viaje.
Cuando subimos al camión lo que vimos fue lo siguiente:
Una caja de chapa con asientos de buses super rectos, y muy pegados con los de la de la fila de adelante. Un collage de asientos, todos eran distintos entre sí. La mitad miran hacia el frente y la otra mitad hacia el contrafrente. Las del contrafrente eran filas de 4 asientos uno al lado de otro. Había ventanas medias rotas, pero por suerte había. Todos los pasajeros eran cubanos menos nosotros. Cabe aclarar que este era un camión de larga distancia, era un lujo a comparación de los camiones que tomamos por el resto del viaje que alguno nos tenían ni ventanas y para sentarse unas tablas de metal, o bien se viaja parado.

 

Camión «larga distancia» – foto sacada con un celular

Camión común

 

 

Yo tengo una cara de gringa impresionante, así que aunque no hable se nota que no soy cubana y además llevábamos las mochilas grandes. Cuando Jaimis subió al camión después que yo, me dijo: » Suka, trata de no llamar la atención, pórtate bien». Y elegimos nuestros asientos. Nos sentamos en los asientos que se viaja de espaldas rogando no marearnos. Al lado de mi lugar había una tablita de madera. Yo supuse que ahí no viajaría nadie, y planeaba después apoyar mi mochila pequeña y recostarme. Atrás de la tablita esa se sentó Jaimis con una mochila grande prácticamente donde iban sus pies.

Estuvimos como una hora esperando que se llene el camión. Y para mi decepción y la alegría de los choferes, el camión se llenó tanto que se sentaron dos personas en la tablita de madera y arruinaron nuestros planes. Incluso un muchacho viajó parado por más de cuatro horas.
En el camión viajaban varios personajes. La que más nos divertía era una señora de unos 35 años (imagino) que subió con una amiga. Cuando subió empezó a hacer un escándalo porque quería sentarse al lado de su amiga y en los asiento de adelante. Así que tuvieron que pedirle a un señor que se corra. Nosotros la bautizamos Sonia por mi hermana que tiene carácter medio fuerte y le encanta reclamar. Cuando el camión arrancó, primero pedía a los gritos que le abran la ventana, después que la cierren porque llovía, después que la abran de nuevo. Luego pedía que el camión pare las veces que la gente quiera para orinar. Y así todo el viaje.
Otro personaje era el «machacante». Él es el encargado de cobrar los pasajes y viaja en la parte de atrás parado, controlando que todo vaya bien y abriendo la puerta, avisando cuando parar y demás funciones.
A último momento subió una mujer de 40 y pico de años, con la pierna quebrada, con muletas pero sin yeso, llorando de dolor. Ella viajó dos lugares al lado de Jaimis. Pobre mujer la pasó mal, no había casi espacio para que estire la pierna. Además llevó dos valijas enormes. Y toda la gente la ayudaba un montón. Las muletas viajaban arriba de la cabeza de Jaimis y un par de veces s ele cayeron en la cabeza. Solo pudimos sacar las fotos con el celular, sepan disculpar, pero algo es algo.

 

 

Bueno un rato después de que partimos, un hombre quería orinar, y ahí se armó el escandalo porque todos exigían que se detenga el camión. Entonces el machacante golpeaba el camión para que el chofer pare pero no paraba. Y ahí apareció el gran Jaimis sacando su brazito por la ventana y pegando tal golpe a la chapa del camión que el conductor frenó al costado de la ruta inmediatamente. Bajó muy enojado diciendo que cómo le van a golpear así el camión y exigiendo que no lo hagan mas. (Menos mal que Jaimis me aclaró que no llame la atención a mí.) Todos los cubanos se mataban de la risa con el machacante y decían que el chileno golpeó bien fuerte (Jaimis es ecuatoriano, pero bueno).
Durante todo el viaje el machacante, Sonia y otros más se iban matando de la risa. Hablaban a los gritos y rápido, y nosotros no llegábamos a entender bien los chistes, pero nos contagiaban sus risas y su alegría.
Llovió mucho, entraba agua por el techo y las ventanas. Y si cerraban las ventanas hacía mucho calor y se juntaba humedad.
Luego de unas 10 horas de viaje, llegamos a la casa de la señora con la pierna rota. Eran como las 2 de la mañana y estaba toda la familia esperándola. Esposo, hermanos, padres, etc. La recibieron con muchos abrazos y mucha alegría. A la señora el día que tenía que viajar la atropelló un auto y se quebró una pierna. La llevaron al hospital, la enyesaron e intentó viajar de nuevo. Tenía urgencia por ir a su pueblo. En los buses del estado no le permitieron subir enyesada. Así que optó por quitarse el yeso y viajar en camión. La familia estaba tan agradecida, que trajeron cafecito calentito para todos los pasajeros, y un poco de trago también. Misteriosamente Sonia desapareció en esa parada. Inentendible, pero al rato de retomar viaje no la vimos más.

Nosotros desde las 2 p.m. que nos fuimos de La Habana no habíamos tomado ni comido nada para que no nos agarre malestar en el viaje. Sobre todo porque viajábamos de espaldas. Pero a partir de esa última parada me agarró mucho dolor de panza y ganas de ir corriendo a un baño. Obviamente tenía que aguantarme. Sudaba frío. Creo que nunca me sentí así. Aguante 3 o 4 horas en ese estado. Ya cuando estaba apunto de tirarme del camión, me di cuenta que estábamos en la entrada del pueblo. Eran las 5 a.m. El resto mejor no lo cuento ja!

 

 

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Tati Sidlik

¡Hola! Soy Tati. Estudié ingeniería civil sin razón alguna. Gracias a los viajes descubrí mi verdadera vocación que es la construcción con tierra. Y sí, soy una ingeniera un tanto particular. Amo reír y hacer reír a los demás. Me apasiona viajar, no tanto por los destinos, sino por la gente que encuentro en cada lugar del mundo. Además de calcular estructuras, escribo mis experiencias viajeras. Realicé dos grandes viajes: uno con mi casita cuestas (una kombi del año 88) un año por Sudamérica; y un año y medio junto a Javico, mi compañero ecuatoriano, por los caminos más inexplorados de Asia, mochila al hombro y haciendo dedo. Ahora vivimos en las montañas de Ecuador y estamos descubiendo este maravilloso país.

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6 comentarios

Ramiro mayo 29, 2013 - 06:35

Muy bueno el articulo, saludos y buenas vibras siempre

Responder
Anonymous julio 22, 2013 - 21:48

Pero tu eres la leche!! jaja desde las 2 de la tarde hasta las 5 de la mañana ¿cuantos kilometros??
¿Preguntan si sois cubanos el macahcante? porque la verdad, q tu das por escocesa mas que por latina, jiji. El chileno dice, jaaaaaaaaaja, me partoooooooo, muy bueno el post, menos por el sudor frio, que te duró horas…

Responder
Tati Sidlik julio 22, 2013 - 23:39

jajaj no preguntan si sos Cubano o no… pero se dan cuenta y tratan de cobrarte mas caro. Ahí hay que ponerse firme y decir: si yo viajo como el cuano, entonces pago como el cubano.

Responder
Karina Echenique noviembre 13, 2014 - 17:41

jajjaajjaja genial tu relato

Responder
Karina Echenique noviembre 13, 2014 - 17:42

jajajjajajajajaja, me encanto este relato, jajjajaja genial gracias por compartirlo voy a la HABANA en enero.

Responder
CUBA: LO QUE TENÉS QUE SABER Cruzar La Puerta mayo 12, 2015 - 11:29

[…] nos quedamos con las ganas de probar este medio pero una amiga, Tati, sí lo utilizó mucho y acá podes ver cómo le […]

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